Junio, 2016
Participantes: Jesús, Jose, Raúl, Vidal,
Josetxu, Jose Luis, Mikel, Iñaki, Iñaki (bis), Josu y yo mismo.
Sin olvidarnos la inestimable ayuda de David que con la fregoneta nos
hizo posible la logística.
Amanece en Vitoria y todos listos en la estación de tren para coger
el Alvia que nos dejaría en Pamplona. Esta horita de tren es
siempre gratificante porque yo que vengo de fuera me pongo al día de
algún chascarrillo que otro. Aproximadamente a la misma hora que
salía el tren Alvia, David y Jesús salían con una furgoneta y
todas nuestras bicis dentro dirección Pamplona.
Comenzamos a dar pedales y me quedo con Jose atrás, que aunque
también viva en Madrid, sólo nos vemos en estas ocasiones. Vaya
desde aquí un abrazo para su familia. Enseguida llegamos a la
primera subida, pasado el pueblo de Izcue y como al diésel le cuesta
carburar … las paso reguleras.
Llegamos arriba, saltamos el cercado y nos metimos en la finca
particular de un casero que hace dos años nos pilló y nos hizo
saber que no estaba muy contento. Este año, para suavizar el tema,
Vidal le trajo una botella de vino a modo de regalo. Me pareció
todo un detalle.
Una vez pasado el pueblo de Urdánoz, el camino se volvía a poner
cuesta arriba y suelto ese grito mío tan particular: “tengo
miedo”. La verdad es que estas rampitas se me dieron bastante
mejor que las primeras. Llegué más entero, el diésel carburaba
estupendamente.
Una vez superado el barranco de Ingiri con la bici al hombro,
llegamos a la parte más bonita del viaje, al menos para mí, la
Sierra de Andia – Puerto de Lizarraga. Este año nos estaban
esperando los buitres que creo buscaban al gordito de turno y como
Raúl ha perdió 20 kg … vuelvo a soltar ese grito: “tengo
miedo”.
A partir de ahí y con un ritmo bastante alegre llegamos al camping
donde paramos a por una buena ensalada y un bocata de lomo, queso y
pimientos que se me saltaban las lágrimas.
Llegado a este punto siempre hay alguien que prudentemente se monta
en la furgoneta y se escaquea de la segunda parte del recorrido. Este
año no fue Alberto, sino José Luis quien nos decía lo de “no, yo
si eso … el año que viene la hago entera”.
El comienzo del recorrido por la tarde es francamente bonito ya que
atraviesa el Parque Natural de Urbasa donde alguno se dio un bañito
de barro que es buenísimo para la piel.
Tras la pertinente parada en Roitegui donde Jesús aprovecho para
lavar el maillot, nos metimos por un camino francamente divertido que
nos lleva a Musitu. Tras pasar Musitu, y superar un repecho que hay
pasado una cantera, cogemos la pista de ferrocarril acondicionada de
la Vasco Navarra. Como ya es tradición, aquí todos vamos con la
paellera metida y volamos a por la cerveza que nos esperaba en
Vitoria.
Solo me queda agradecer a todos, su tiempo en
organizar el evento y su fantástica compañía en tan estupendo día.
Alx
Fotos:
https://goo.gl/photos/C5jeaBb8xMqjrk4R7
Videos:
https://youtu.be/mAv_PjGP-gI
https://youtu.be/z0T1dUT7j7Y
Bonitas fotos y bonita crónica compañero del metal....este año no he podido ser de la partida pero el año que viene ya si eso....haber si hago la mitad...je, je, je
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